Tras su triunfo contra los dacios en el 107 d.C., el emperador Trajano emprendió la construcción del más grandioso de los foros imperiales, un ambicioso proyecto que sirviera para conmemorar la Pax Romana. En poco más de un lustro, bajo la dirección del arquitecto Apolodoro de Damasco, se cortaron y nivelaron parte de las estribaciones del Quirinal y del Capitolio y se erigieron los diferentes edificios que lo componen, inaugurándose entre el 112 y el 113 d.C.
La estructura del complejo seguía un patrón clásico inspirado en los llamados principia, las plazas centrales de los campamentos militares -sin duda un guiño al prestigio militar del emperador-, con un arco que daba acceso a una gran plaza central porticada, en cuyo fondo se elevaba la basílica. Aunque el elemento más conocido, y el único que permanece en pie, es la famosa Columna Trajana, que conmemora la victoria sobre los tracios.
La basílica Ulpia, así llamada por la familia del emperador, fue la más grande construida en Roma, con 170 metros de largo y 60 de ancho. Su interior estaba estructurado en cinco naves, divididas por columnas, que son de los pocos restos que pueden admirarse in situ hoy en día. Sin embargo, podemos conocer algunos detalles más de su exterior gracias a las monedas. El áureo que sale ahora a subasta (I-9, lote nº 95, RIC-247) nos muestra la fachada principal, que se estructuraba en tres partes. El piso más alto estaba cubierto por un friso en altorrelieve, que posiblemente se extendería por los otros tres lados del edificio y que se reaprovechó posteriormente, dividido en cuatro partes, como decoración del ático del arco de Constantino (312-316). Su centro estaba decorado con una cuadriga triunfal, con toda seguridad en referencia al triunfo del propio Trajano, flanqueada por jinetes y trofeos militares. Además, figuraban con sus nombres las insignias de las legiones que habían participado en las guerras dacias. Delante de las tres puertas se erigían tres estatuas del emperador, un detalle que no ha quedado plasmado en la moneda.
No es este el único monumento del foro de Trajano del que ha quedado constancia en las monedas. En otro áureo de la misma época (112-114 d.C.: RIC 256; imagen: Jesús Vico subasta 155, lote nº 315), ha quedado plasmada para la posteridad la grandiosa entrada al complejo, con un arco dividido en cinco secciones enmarcadas por columnas. En la representación monetaria se distinguen el vano central, flanqueado por nichos decorados con estatuas posiblemente de prisioneros dacios y sobre ellos escudos (imagines clipeatae) en los que probablemente figurarían retratos de los generales imperiales. Como remate, la parte superior estaba adornada por una escultura del emperador conduciendo un carro de seis caballos, flanqueado por trofeos y victorias.
Y, por supuesto, la famosa columna de Trajano (imagen Jesús Vico, subasta 153, lote nº 3148; RIC-292), de la que ha quedado constancia en varias acuñaciones de áureos, denarios y sestercios. En este caso, sin embargo, son representaciones en las que no figura el nombre del monumento y no permiten percibir los detalles que sí se aprecian en las monedas dedicadas al foro y a la basílica, lo que las ha convertido en la principal fuente para conocer la apariencia que tuvieron ambas construcciones en el momento de su construcción.