HISPANIA ANTIGUA

Esta colección sirvió como base para el Catálogo de plomos monetiformes de la Hispania Antigua, publicado en 1987, que Gonzalo Cores escribió en colaboración con Antón Casariego y Francisco Pliego, y que hoy en día sigue siendo la obra de referencia para este tipo de piezas. Por esta razón es posible identificar en el conjunto que sale ahora a subasta una gran parte de las piezas ilustradas en el catálogo, tanto en dibujo como en láminas, siendo muchas de ellas ejemplares de gran rareza o incluso piezas únicas. Siguiendo la misma clasificación tipológica que se plantea en el catálogo de plomos, es posible encontrar representados un gran número de ellos que pueden relacionarse con cecas hispanas. Así, se incluyen ejemplares que presentan leyendas correspondientes a las ciudades de Acinipo, Baesuri, Balsa, Carbula, Carisa, Carmo, Carteia, Castulo, Celti, Corduba, Ilipa, Ilipla, Salacia, Laelia, Obulco, Olontigi, Ostur o Urso, y en la provincia Citerior, a Arketurki, Arse, Iltirta, Lakine o Kese. En otros casos es la tipología utilizada en los plomos la que permite identificarlos con las cecas de Castulo, Corduba, Ituci o Ebusus, entre otras. Un segundo grupo de plomos lo forman aquellos que presentan tipología de tipo cartaginés, especialmente el elefante o el símbolo de Tanit, considerada una categoría rarísima, y en la que figuran en la colección un ejemplar descrito en el catálogo como único. El tercer grupo se caracteriza por su gran módulo, la tipología de tradición grecorromana y las leyendas -cuando aparecen- en latín (M. FVNDANI, TANV.S, F. PEDIANS). Dentro de él, posiblemente el grupo más conocido es la denominada “serie de las minas”, pero también se incluye la serie de Atenea y Victoria, todas ellas representadas por ejemplares de gran rareza y calidad. Las piezas englobadas en el cuarto grupo se caracterizan por un módulo menor y por tener apariencia monetal, si bien no se pueden adscribir a ninguna ceca concreta. Buena parte de los plomos conservados en la colección se incluirían en este apartado, posiblemente el que presenta mayor variedad tanto de tamaño como de tipología (animales, figuras humanas, objetos, iniciales…). Finalmente, el quinto y último grupo lo forman los plomos que imitan monedas romanas de distintas épocas. Como el apasionado coleccionista que era, Gonzalo Cores siguió aumentando su recopilación de plomos con posterioridad a la aparición del catálogo, y aunque algunas piezas han sido objeto de publicación en otros trabajos, es casi seguro que entre los ejemplares que salen ahora a subasta se encuentran variantes de tipos y materiales inéditos que contribuirán a un mejor conocimiento de esta faceta de la historia numismática antigua.