FELIPE IV

Es de sobra conocida la excepcionalidad de estas acuñaciones realizadas en el Real Ingenio de la moneda de Segovia y la necesidad específica de conseguir licencias reales para acuñarlas, siendo uno de los principales grupos en solicitarlas los mercaderes sevillanos de la plata. Sin embargo, en 1633 se constata un caso atípico, ya que se emite una licencia “abierta” a nombre del ensayador del Ingenio, Rafael Salván, para que pueda labrar para cualquier particular sin necesidad de que los propietarios del metal debieran solicitar autorización ni declarar el origen de su oro, ya que en esta licencia no se citan específicamente las acuñaciones en plata. Pero el caso es que también hubo estas acuñaciones, ya que sabemos que los mercaderes Lope de Ulloque y Pedro de Arambaru (habituales en las acuñaciones del Ingenio desde 1621), labraron en Segovia 11.780 kilos de plata ese año, y parte de ellos se hizo en piezas de 50 reales. La acuñación de cincuentines de este año tiene otra particularidad única y es que existen tres variantes: la primera con marca de ensayador pequeña y marca de ceca de seis arcos (de la que se conocen 4 ejemplares), y la segunda y tercera con marca de ensayador grande y marca de ceca de cuatro arcos (de las que conocemos 9 ejemplares entre ambas), diferenciándose estas dos últimas en que una de ellas lleva en el reverso la cruz hueca, y la otra lleva la cruz llena, que es la característica que presenta el ejemplar que se presenta en esta subasta.