FELIPE II

El Real Ingenio de Segovia fue una apuesta personal de Felipe II para mejorar la fabricación de monedas haciéndolas de forma industrial. Tras más de diez años de preparativos y gracias a la ayuda de su primo, el archiduque Fernando del Tirol, las nuevas máquinas y los obreros se instalaron en Segovia en 1585, en un edificio diseñado por Juan de Herrera, el arquitecto del Escorial, y la nueva ceca pasó a depender directamente del monarca, a través de la Real Junta de Obras y Bosques, que era el órgano que administraba todas las propiedades del monarca, y no del Consejo de Hacienda, de quien dependían el resto de las cecas castellanas. Los nuevos Reales de a Ocho tienen dos novedades respecto de los acuñados en el resto de las cecas, por una parte el escudo de las armas reales estaba surmontado por una corona real cerrada, una simbología del poder muy importante, y por otra la aparición en ellas de la fecha de emisión, una gran novedad, que no se extendería a las otras cecas del reino hasta la publicación de la Pragmática de San Lorenzo (2 de julio de 1588). Ahora bien, este gran salto tecnológico nació marcado por el signo del fraude. La necesidad de dinero por parte de Felipe II le llevó a aceptar las propuestas del ensayador Juan de Morales (de la ceca de Burgos), para rebajar de forma secreta la ley de la moneda de plata (de 930 a 923 milésimas) fabricada en el Ingenio, para lo cual Morales fue nombrado ensayador del Ingenio (y su hermano escribano, encargado de asentar todos los datos en los libros oficiales), y por ello estas primeras piezas llevan el signo de valor y la gran marca del acueducto (la puente segoviana), pero no llevan la marca del ensayador, que debía garantizar la calidad de las piezas, y pronto el mercado puso en duda estas monedas, por lo cual los genoveses se negaron a aceptarlas al valor inicial y las retarifaron a la baja. Las primeras monedas salieron del Ingenio en la primavera de 1586, y en esta colección se ofrecen los magníficos Reales de a Ocho de los años 1586-1587-1588-1589-1590, mostrando la perfecta calidad de las mismas y su ligero alveolamiento, tan específico de las piezas del Real Ingenio. A continuación se ofrecen preciosas piezas del mismo valor, ya con sigla de ensayador, de Felipe III (1608, 1614, 1617, 1618 y 1620), de Felipe IV (1630, 1633, 1635, 1660) y de Carlos II (1682 y 1697), donde se aprecia en el escudo la desaparición del escusón de Portugal en la de 1697, ya que por orden de 15 de julio de 1685 se decía que “estando resuelto que para que los portugueses no tengan motivo de reparo ni queja se quiten del escudo de mis armas las de aquella Corona, y no se pongan en la nueva moneda segoviana que se está labrando”. Por último se ofrece una interesante “María” de 1687 y una pieza borbónica (1728), que completa esta extraordinaria colección de Reales de a Ocho, la pieza más emblemática de estos años realizada en la mejor fábrica española de moneda, el Real Ingenio. Ex subasta Áureo & Calicó 290 (16-III-2017), lote 103.