BILLETES ESPAÑOLES

Durante la Guerra Civil existió también la llamada Guerra del Billete, ya que ninguno de los bandos contendientes reconocía la moneda del otro y necesitaba diferenciarlas de manera clara para sostener su economía interna y también en el extranjero. El Gobierno de Burgos a través del Banco de España asentado en su zona, decide encargar sus nuevos billetes a empresas italianas y alemanas, la primera emisión de 21 de noviembre de 1936 se hizo en Alemania y la de 18 de julio de 1937 se encargó a los italianos de Coen y Cartevalori, que ofrecieron un precio muy bajo, pero que no tenían ninguna experiencia en este campo, lo que provocó numerosos retrasos y problemas de calidad y de criterios de seguridad que pudieran evitar las falsificaciones. Al final se fabricaron, y numeraron los billetes de 25, 100 y 1.000 pesetas de la emisión del 18 de julio de 1937, pero antes de que se pusieran en circulación, apareció uno de 25 pesetas en Bilbao y otro de 100 pesetas en Irún. El Banco de España obligó a quemar toda la emisión, cosa que se hizo, según el Banco de España, en la sucursal de Soria. Estos problemas llevaron a un contencioso económico entre el Banco y Cartevalori que no se solucionó hasta 1957. En nuestro caso hablamos de un billete del menor valor, el de 25 pesetas, que muestra en anverso a Cristóbal Colón y los tres barcos del primer viaje a América, colocando además en lo alto el escudo del Almirante y en reverso aparece una reproducción de la obra de José Garnelo «Desembarque de Colón en América». Según Ramón Cobo Huici existen pruebas de estos billetes, sin numerar, otras pruebas con distintos colores de los que finalmente tuvieron y de forma excepcional un único ejemplar numerado, A 6.531.323, de forma doble, únicamente en el anverso, en color negro y con el mismo tipo de dígitos que los empleados en la emisión de enero de 1940. Este ejemplar que ahora se ofrece sería el segundo ejemplar que aparece numerado, A 6.537.095, con las mismas características que el comentado anteriormente.