Napoleón III, también conocido como Luis Napoleón Bonaparte (20 de abril de 1808 – 9 de enero de 1873) fue el primer Presidente de Francia de 1848 a 1852, y el último monarca de Francia como Emperador de 1852 a 1870. Durante su gobierno promovió la industrialización y modernización del país.
Vida temprana
Charles Louis Napoleon Bonaparte nació en París el 20 de abril de 1808. Su padre, Luis Bonaparte, era el hermano menor de Napoleón Bonaparte y rey de Holanda desde 1806 hasta 1810. Su madre era Hortense de Beauharnais, hija única de Joséphine, esposa de Napoleón, fruto de su primer matrimonio con Alexandre de Beauharnais.
Tras la caída de Napoleón Bonaparte en 1815, la familia Bonaparte se exilió a Suiza. Como consecuencia, Napoleón III pasó la mayor parte de su infancia en Suiza y Alemania, donde recibió su educación. Durante este tiempo, estuvo muy influenciado por su tío y sus ideas revolucionarias.
Según la ley de sucesión que Napoleón estableció durante el Primer Imperio, su hijo, Napoleón II, fue el primero en el orden de sucesión. Le seguían José Bonaparte, rey de Nápoles y España, Luis Bonaparte, rey de Holanda, y sus hijos. Como José no tuvo hijos y Luis Bonaparte y su primo Napoleón II murieron antes que él, Napoleón III se convirtió en el heredero de Bonaparte.
En 1836 regresó en secreto a Francia para intentar dar un golpe de Estado en Estrasburgo. Aunque fracasó, pudo escapar. Cuatro años más tarde, intentó otro golpe, pero esta vez fue encarcelado en la ciudad fortaleza de Ham, de la que logró escapar en 1846.
Su reinado
En 1848 estalla una revolución en Francia y Napoleón III presenta su candidatura a la presidencia de la nueva república. Tras ganar las elecciones por un amplio margen, se convirtió en el primer presidente de la Segunda República Francesa. Durante su presidencia, se centró en la reconstrucción de Francia, la expansión del imperio y la promoción del crecimiento económico. En este sentido, aplicó varias políticas para modernizar el país, entre ellas la construcción de ferrocarriles y el desarrollo de nuevas industrias.
Aunque la constitución de la Segunda República limitaba el ejercicio del cargo presidencial a cuatro años sin posibilidad de reelección, Napoleón presionó para aumentar la duración de su mandato. El 2 de diciembre de 1851 dio un golpe de Estado, presentándose ante los franceses como el defensor de la democracia frente a la Asamblea. El 14 de enero de 1852 promulgó una nueva Constitución que reforzaba los poderes del ejecutivo y reducía los del legislativo, que dividió en tres cámaras: la Asamblea, el Senado y el Consejo de Estado. Finalmente, el Segundo Imperio fue proclamado solemnemente el 2 de diciembre de 1852.
Hasta 1860, Napoleón III gobernó sin oposición, en parte gracias al control policial y a la censura de prensa, y en parte a la mejora económica de Francia. Durante este tiempo, el Emperador promovió el imperialismo francés y dirigió su atención hacia Asia. Con el pretexto de la expedición franco-española a Cochinchina -Vietnam y Laos-, el Imperio procedió a la anexión de Indochina entre 1862 y 1867 y a la ocupación de Camboya en 1863. Además, el Emperador participó activamente en la unificación de Italia debido al apoyo de ésta a Francia durante la guerra de Crimea. Durante este conflicto, Francia se alió con el Reino Unido en apoyo de Turquía e intervino en la guerra, que terminó en el Congreso de París de 1856, estableciendo a Napoleón III como «árbitro de Europa».
A partir de 1867, el malestar por la política exterior e interior obligó al régimen a hacer concesiones. En 1867, se concedió al poder legislativo el derecho de interpelación y la responsabilidad ministerial ante las cámaras. Asimismo, se suavizaron las leyes sobre la prensa y las asambleas. En las últimas elecciones de 1869, el avance de la oposición fue evidente y se acentuaron las reformas desde el poder. Se modificó la Constitución, reforzando el parlamentarismo y reduciendo los poderes constitucionales de la pareja imperial.
Muerte y legado
En 1870, Francia entra en guerra con Prusia, lo que resulta desastroso para el país y abre el camino a la formación del Segundo Reich. Napoleón fue capturado en la batalla de Sedán el 2 de septiembre y depuesto por las fuerzas de la Tercera República en París dos días después. Se exilió a Inglaterra, donde murió en 1873.
A pesar de su caída, el legado de Napoleón III perduró. Fue una de las figuras más influyentes del siglo XIX y sus políticas contribuyeron a transformar Francia en una nación moderna e industrializada. En este sentido, el Segundo Imperio se considera uno de los periodos de desarrollo y prosperidad más formidables que ha conocido Francia. Además, Napoleón desempeñó un papel importante en la política europea, promoviendo la paz y la estabilidad en el continente.
Autora: Beatriz Camino Rodríguez