Promulgación del Juramento de la Carta, 6 de abril de 1868
El Juramento de la Carta de 1868 es un documento fundacional de la historia moderna de Japón, símbolo de un momento crucial de transformación y renovación. A través de este juramento, Japón se embarcó en un viaje hacia la modernización, marcando el comienzo de la era Meiji.
Antecedentes
La Carta se publicó durante un periodo tumultuoso de la historia de Japón, conocido como la Restauración Meiji. Desde 1192, el país había estado regido por un gobierno militar conocido como shogunato, con el shōgun como jefe de Estado. Sin embargo, el shogunato feudal Tokugawa, que había gobernado durante más de dos siglos, se enfrentaba a luchas internas y a la presión externa de las potencias occidentales.
En junio de 1853, el comodoro estadounidense Matthew Perry llegó a la bahía de Edo con varios buques de guerra, exigiendo derechos comerciales con Japón. El shōgun Tokugawa no tuvo más remedio que firmar un tratado comercial debido a la importante brecha tecnológica entre ambos ejércitos, que dejaba a los japoneses en clara desventaja. Esto expuso la inferioridad tecnológica y militar de Japón, lo que provocó debates urgentes sobre la necesidad de reforma y modernización.
Como resultado, numerosos daimyō, estimados señores feudales, que se oponían al shōgun, interpretaron este hecho como una señal de la vulnerabilidad del régimen. En consecuencia, se movilizaron para hacerse con el control del gobierno e instaurar un nuevo emperador, desencadenando el periodo conocido como bakumatsu. Este movimiento derrocó con éxito al régimen Tokugawa, devolviendo la autoridad al emperador Meiji y anunciando el amanecer de la era Meiji. Este periodo se caracterizó por un nuevo acercamiento de Japón al contexto internacional y una gran modernización del país, retratada en la carta promulgada durante la entronización del nuevo emperador.
El juramento de la Carta
El 6 de abril de 1868, el emperador Meiji promulgó el Juramento de la Carta, en el que se esbozaban cinco principios rectores para el nuevo gobierno. Este juramento, redactado por figuras influyentes como Kido Takayoshi y Okubo Toshimichi, sirvió como proyecto para los esfuerzos de modernización de Japón. Las cinco cláusulas del documento hacían hincapié en los principios de unidad, igualdad y progreso:
1. Las asambleas deliberantes se establecerán ampliamente y todos los asuntos se decidirán mediante debate abierto.
2. Todas las clases, altas y bajas, se unirán para llevar a cabo enérgicamente la administración de los asuntos del Estado.
3. Al pueblo llano, no menos que a los funcionarios civiles y militares, se les permitirá a todos seguir su propia vocación para que no haya descontento.
4. Se romperán las malas costumbres del pasado, y todo se basará en las justas leyes de la Naturaleza.
5. Se buscará el conocimiento en todo el mundo para fortalecer los cimientos del gobierno imperial.
El Juramento de la Carta representaba el abandono del sistema feudal y el establecimiento de una sociedad más igualitaria. Enfatizaba la importancia de la participación pública en el gobierno, la abolición de los privilegios feudales, la promoción de la educación y la adopción del conocimiento y la tecnología occidentales.
El documento se leyó en voz alta en la cámara ceremonial central del Palacio Imperial de Kioto, con la asistencia del Emperador y más de 400 funcionarios. Posteriormente, los nobles y daimyōs asistentes firmaron el documento de adhesión al Juramento, comprometiéndose a hacer todo lo posible para defender y promulgar sus principios. Aquellos que no pudieron asistir a la lectura formal visitaron posteriormente el palacio para añadir sus firmas, lo que dio como resultado un total de 767 firmas.
Consecuencias
La promesa de reforma articulada en el documento se enfrentó inicialmente a desafíos en su implementación: en particular, no se estableció un parlamento con autoridad sustancial hasta 1890, y el dominio político y militar de la oligarquía Meiji de Satsuma, Chōshū, Tosa y Hizen persistió hasta bien entrado el siglo XX.
Sin embargo, el Juramento de la Carta fue reafirmado como el primer artículo de la constitución promulgada en junio de 1868, con artículos posteriores que ampliaban sus políticas. Casi ocho décadas después, tras la Segunda Guerra Mundial, el Emperador Shōwa rindió homenaje al Juramento y lo reafirmó como piedra angular de la «política nacional» en su Rescripto Imperial sobre la Revitalización Nacional.
En general, el documento sentó las bases para la rápida modernización de Japón y su transformación en una gran potencia mundial. En este sentido, sus principios guiaron las políticas y reformas del gobierno Meiji, configurando todos los aspectos de la sociedad, la economía y la gobernanza japonesas.
Autora: Beatriz Camino Rodríguez.