Tal día como hoy de 1680, Madame Monvoisin -conocida como «La Voisin»- fue ejecutada en París por su implicación en el caso de los venenos. Este asunto fue uno de los casos criminales más sensacionales de la Francia del siglo XVII, ya que involucró a varias adivinas y miembros de la aristocracia, quienes fueron acusados de brujería y envenenamiento.
Antecedentes
El origen del Caso de los Venenos se remonta a 1675, durante el reinado de Luis XIV, justo después del juicio de la marquesa de Brinvilliers. La marquesa fue acusada de haber conspirado con su amante, el capitán Godin de Sainte-Croix, para envenenar a su padre y a dos de sus hermanos con el fin de heredar sus títulos. Aunque huyó tras las acusaciones, fue detenida más tarde en Lieja (Bélgica). Tras confesar los crímenes, fue torturada, decapitada y su cuerpo quemado en la hoguera.
El juicio fue tan sensacionalista que llamó la atención sobre otras muertes misteriosas de miembros influyentes de la nobleza francesa que habían fallecido inesperadamente y muy cerca unos de otros durante los últimos años. Como resultado, personajes importantes de la sociedad francesa, incluido Luis XIV, empezaron a temer que pudieran haber sido envenenados.
Investigación del caso
El estallido del asunto se produjo en febrero de 1677, cuando una adivina llamada Magdelaine de La Grange fue detenida acusada de falsificación y asesinato. Afirmó tener información sobre otros crímenes de gran importancia relacionados con miembros de la aristocracia y tanto el jefe de la policía de París como Luis XIV fueron informados al respecto. La posterior investigación de los posibles envenenadores dio lugar a acusaciones de brujería, asesinato y otros delitos.
Durante los meses siguientes las autoridades interrogaron a varios adivinos y alquimistas sospechosos de vender veneno. Tras ser torturados, confesaron y proporcionaron listas de clientes que supuestamente compraban veneno para matar a sus cónyuges y rivales en la corte real. Entre las detenciones más escandalosas figura la de la adivina Catherine Monvoisin, conocida como La Voisin. Ella implicó a su vez a varios miembros destacados de la corte, entre ellos Olympe Mancini, condesa de Soissons; su hermana, la duquesa de Bouillon; François Henri de Montmorency, duque de Luxemburgo; y la más conocida de todas: Madame de Montespan, amante oficial de Luis XIV. Sobre esta última, La Voisin afirmó que Montespan había adquirido afrodisíacos y participado en misas negras para mantenerse en el favor del rey frente a otras rivales. La Voisin fue condenada a muerte por brujería y envenenamiento y quemada en la hoguera el 22 de febrero de 1680.
Para entonces, el miedo estaba fuera de control en la corte real, lo que obligó al rey a crear un tribunal especial, la Chambre Ardente, para investigar estos asesinatos. Nicolás de La Reynie, cuya investigación duró tres años, dirigió la pesquisa.
Fin del caso y consecuencias
Durante las investigaciones, 442 personas fueron acusadas de delitos relacionados con brujería y envenenamiento. Los juicios se detuvieron a raíz de las afirmaciones sobre Montespan, con el objetivo de poner fin a los humillantes rumores sobre el envenenamiento del rey con pociones de amor por parte de su amante. Al cabo de unos meses, la Chambre Ardente continuó, pero esta pausa le restó algo de su ardiente intensidad, puesto que la mayoría de los principales implicados ya habían sido ejecutados o arrestados. En abril de 1682, La Reynie reconoció que tal vez había llegado el momento de dejarlo y el rey accedió a clausurarlo y quemar todos los documentos relacionados con él.
Aunque la vida en la corte real volvió a la normalidad, su reputación quedó muy dañada, ya que había pasado de ser un lugar sofisticado y refinado a uno de vicio y asesinatos. Dentro de la corte, personas de alto estatus fueron arrestadas y muchas otras huyeron y nunca regresaron a Francia. Entre estas personas se encontraba la condesa de Soissons, cuyo hijo, el príncipe Eugenio de Saboya, alimentaría un profundo rencor contra el rey y entraría al servicio de los Habsburgo, uno de los enemigos de Francia. Ésta puede considerarse una de las consecuencias más importantes del asunto, ya que Eugenio se convertiría con el tiempo en uno de los más grandes generales de la época y una de las razones que impidieron la hegemonía de Luis en Europa.
Autora: Beatriz Camino Rodríguez