Luis XVI (23 de agosto de 1754 – 21 de enero de 1793) fue el último rey de Francia antes de la Revolución Francesa. Su incapacidad para gobernar con eficacia y su falta de compromiso condujeron a su ejecución y a la proclamación de la nueva república.
Primeros años
Luis XVI nació el 23 de agosto de 1754 en el palacio de Versalles, Francia. Era el segundo hijo del Delfín Luis y de María José de Sajonia. Cuando Luis tenía sólo 11 años, su padre falleció, lo que le convirtió en el sucesor legítimo al trono francés. Sus primeros años de vida estuvieron marcados por su educación y preparación para gobernar. Sin embargo, tenía fama de indeciso y de dejarse influir fácilmente por los demás. Esto se convertiría en un grave problema durante su reinado.
Tras la muerte de su madre en 1767, Luis quedó huérfano y desarrolló un fuerte vínculo con su abuelo Luis XV, que era el rey reinante. A la edad de 15 años, en 1770, se casó con María Antonieta, hija del Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, en un esfuerzo por cimentar una alianza entre Francia y Austria. Durante los primeros años de su matrimonio, la opinión pública responsabilizó en gran medida a María Antonieta por no tener hijos.
Su reinado
Luis XVI subió al trono en 1774, a la edad de 19 años, tras la muerte de Luis XV. En los primeros años de su reinado, Luis se esforzó por estudiar el reinado de Carlos I, el rey inglés que fue ejecutado por su parlamento. A continuación, restableció el papel del Parlamento francés, que había sido disminuido por su predecesor. Aunque esta medida fue bien recibida por el público, en última instancia obstaculizó su poder. De hecho, algunos historiadores creen que contribuyó al estallido de la Revolución Francesa.
Uno de los primeros actos importantes de Luis como rey fue apoyar la Revolución Americana contra Gran Bretaña, enemiga de Francia desde hacía mucho tiempo. Sin embargo, la participación del país en la guerra se sumó a su ya considerable deuda y puso a prueba sus recursos. El colapso de la relación tradicional entre el rey y el parlamento obligó a Luis a convocar una Asamblea de Notables para aplicar reformas fiscales que impidieran la bancarrota de Francia.
Además, Luis planeaba transformar Francia en una monarquía constitucional, pero se encontró con la resistencia de la Asamblea de Notables. En consecuencia, decidió convocar unos Estados Generales que pronto se tornaron revolucionarios. Cuando se presentaron las propuestas a los Estados, éstos ya se habían constituido en Asamblea Nacional. Desgraciadamente, Luis no supo calibrar y satisfacer a los radicalizados Estados, mostrando incoherencia en su visión y respondiendo demasiado tarde.
A pesar de ello, Luis consiguió adoptar públicamente avances como la «Declaración de los Derechos del Hombre», y su popularidad creció cuando quedó claro que estaba dispuesto a asumir un nuevo papel. Sin embargo, al intensificarse el resentimiento hacia él, tuvo que trasladarse a París, donde fue encarcelado. Cometió entonces el error de intentar huir para ponerse a salvo el 21 de junio de 1791, pero fue capturado y devuelto a París, donde se le obligó a aceptar una constitución.
En abril de 1792, la Asamblea Legislativa de Francia, recién elegida, declaró una guerra preventiva contra Austria. Esto se debió a las sospechas de que esta última estaba formando alianzas antirrevolucionarias con franceses expatriados. Luis, que ya era visto por la opinión pública francesa como un enemigo, se vio obligado a más vetos hasta la declaración de la República Francesa. Como consecuencia, el rey y su familia fueron detenidos y encarcelados.
Muerte y legado
Luis se enfrentó a un peligro aún mayor cuando se descubrieron documentos ocultos en el palacio de las Tullerías, donde había estado encarcelado. Estos documentos fueron utilizados por sus enemigos para acusarle de participar en acciones contrarrevolucionarias, lo que condujo a su juicio. Fue declarado culpable y condenado a muerte. Luis fue decapitado en la guillotina el 21 de enero de 1793. Su muerte marcó el fin de la monarquía borbónica en Francia y el comienzo de la República Francesa. La ejecución fue un acontecimiento muy controvertido, que muchos franceses y europeos condenaron como una barbarie.
El legado de Luis XVI es complejo. A menudo se le recuerda como un gobernante débil e ineficaz que fue incapaz de abordar los problemas a los que se enfrentaba Francia durante su reinado. Sin embargo, también fue un producto de su tiempo y de las circunstancias políticas y sociales de la Francia del siglo XVIII. Sus intentos de reforma fueron genuinos, pero finalmente fracasaron.
Autora: Beatriz Camino Rodríguez