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María II (30 de abril de 1662 – 28 de diciembre de 1694) fue reina de Inglaterra, Escocia e Irlanda, reinando junto a su esposo, Guillermo III de Inglaterra y II de Escocia, desde 1689 hasta su muerte a causa de la viruela en 1694.

Vida temprana 

María nació el 30 de abril de 1662 en el Palacio de San Jaime de Londres. Era la hija mayor de Jacobo, duque de York (el futuro rey Jacobo II de Inglaterra y VII de Escocia) y Ana Hyde. Aunque sus padres tuvieron ocho hijos, todos, excepto María y su hermana menor Anne, murieron a una edad muy temprana. Como el rey Carlos II, hermano de Jacobo, no tuvo hijos legítimos, María fue la segunda en la línea de sucesión al trono después de su padre. 

Aunque el duque de York se había convertido al catolicismo, María y su hermana fueron educadas como anglicanas siguiendo el mandato de Carlos.  Pasaron la mayor parte de su infancia en el palacio de Richmond, donde fueron educadas por su institutriz. María fue educada por tutores privados y recibió formación en danza, música, dibujo y francés. En 1671, su madre falleció y su padre tomó como segunda esposa a María de Módena, una católica sólo cuatro años mayor que ella. 

A los quince años, María fue prometida contra su voluntad al protestante Guillermo de Orange. Su matrimonio tuvo lugar en 1677. María gozó de gran popularidad entre el pueblo holandés, y el hecho de que estuviera casada con un protestante fue bien visto por el público británico. A lo largo de su matrimonio, María sufrió varios abortos y nunca pudo tener hijos, lo que le causó una gran infelicidad. 

Reinado 

En 1685 muere el rey Carlos II y Jacobo es coronado rey de Inglaterra, Irlanda y Escocia. Sin embargo, el hijo ilegítimo de Carlos, Monmouth, se opuso y dirigió una campaña militar para invadir Inglaterra. Monmouth fue pronto derrotado y ejecutado. Aun así, Jaime no era muy popular entre los británicos y su controvertida política pro-católica provocó una crisis constitucional. Como consecuencia, políticos y nobles empezaron a apoyar a María y Guillermo como sucesores al trono. 

Las tensiones aumentaron cuando Jaime tuvo un hijo, ya que un heredero católico amenazaba la continuidad de Inglaterra como estado protestante. Así, María y Guillermo fueron persuadidos para deponer al rey Jaime. En noviembre de 1688, Guillermo llegó a Gran Bretaña y emitió una declaración en la que afirmaba que el hijo de Jaime era ilegítimo. Temeroso de ser derrotado, Jaime huyó a Francia, donde pasó el resto de sus días. 

Inmediatamente después, se convocó un parlamento de convención para determinar cómo proceder. Por un lado, María era la heredera legítima pero no deseaba ser reina regente. Por otro, Guillermo quería reinar como rey y no ser un mero consorte de la reina María. Para resolver este asunto, el Parlamento aprobó la Declaración de Derecho el 13 de febrero de 1689, que declaraba a Guillermo y María soberanos conjuntos. Fueron coronados juntos el 11 de abril de 1689 en Londres.

Durante su reinado se introdujo uno de los documentos constitucionales más importantes de la historia británica: la Declaración de Derechos. En ella se limitaban los poderes soberanos y se prohibía suspender las leyes aprobadas por el Parlamento, aplicar actos sin su consentimiento, interferir en las elecciones parlamentarias o infligir castigos crueles. Además, confirmaba la línea de sucesión al trono, estableciendo que si Guillermo o María morían, el otro continuaría reinando y sería sucedido por sus hijos. 

A partir de 1690, Guillermo solía ausentarse por largas temporadas ya que emprendió varias campañas militares en Irlanda y Europa. Como consecuencia, María gobernó como reina regente. Aunque se abstuvo de interferir en asuntos políticos, demostró ser una gobernante firme al ordenar el arresto de su tío, Henry Hyde, por conspirar para restaurar a Jacobo II en el trono. Incluso destituyó al influyente John Churchill por motivos similares. Esto afectó a su relación con su hermana Ana, profundamente influenciada por la esposa de Churchill. 

Muerte y legado 

María murió el 28 de noviembre de 1694, cuando sólo tenía 32 años, tras contraer la viruela. Fue enterrada en la Abadía de Westminster.

Aunque María sólo reinó cinco años, su reinado dejó una influencia duradera en la historia de la monarquía británica. Quizás el momento más importante de su reinado fue al principio, cuando ella y Guillermo firmaron la Declaración de Derechos. Este documento contribuyó a crear la democracia parlamentaria británica.

Autora: Beatriz Camino Rodríguez