La batalla de Actium, 2 de septiembre de 31 a.C.
La batalla de Actium, librada el 2 de septiembre de 31 a.C. en el mar Jónico, cerca de Actium, fue el conflicto decisivo de la guerra civil entre Octavio César (más tarde conocido como Augusto) y las fuerzas combinadas de Marco Antonio y Cleopatra VII de Egipto. Esta batalla marcó el final de más de una década de rivalidad entre Octavio y Antonio, que comenzó tras el asesinato de Julio César en el 44 a.C.
Antecedentes
En el año 60 a.C., Julio César, Marco Licinio Craso y Pompeyo el Grande formaron el Primer Triunvirato, repartiéndose el control de los territorios de Roma. Sin embargo, Craso fue asesinado durante una campaña contra los partos en el 53 a.C.. Sin Craso, la rivalidad entre César y Pompeyo desembocó en una guerra civil (49-45 a.C.). Pompeyo se refugió en Egipto, pero fue asesinado por orden de Ptolomeo XIII, hermano menor de Cleopatra VII, que creía que César apreciaría el gesto. En lugar de ello, César restituyó a Cleopatra como reina, lo que provocó la muerte de Ptolomeo. César y Cleopatra se convirtieron entonces en amantes, y ella dio a luz a su hijo, Cesarión. En el 46 a.C., César llevó a Cleopatra y a Cesarión a Roma, reconociéndola públicamente como su consorte y a Cesarión como su hijo. Esto enfureció al Senado romano, que creía que Cleopatra había embrujado a César.
Sin embargo, el heredero de César, Octavio, desconfiaba de Cleopatra, temiendo que Cesarión pudiera desafiar sus pretensiones. Tras el asesinato de César en el 44 a.C., Cleopatra huyó a Egipto, y Octavio se alió con Antonio y Lépido en el Segundo Triunvirato, derrotando a Bruto y Casio. Octavio regresó entonces a Roma, mientras Antonio citaba a Cleopatra en Tarso para responder a las acusaciones de apoyar a Bruto y Casio. Ambos se convirtieron rápidamente en amantes, y Antonio permaneció en Oriente.
En el 41 a.C., el hermano menor de Antonio, Lucio Antonio, lideró una revuelta contra Octavio, que fue rápidamente sofocada. En respuesta, Antonio se alió con Sexto Pompeyo, hijo de Pompeyo el Grande. En lugar de entrar en combate, Octavio hizo las paces con Antonio, que aceptó casarse con la hermana de Octavio, Octavia. Finalmente, Antonio rompió su alianza con Sexto, que fue derrotado en el 35 a.C. por Octavio, Marco Vipsanio Agripa y Lépido. Lépido intentó adjudicarse la victoria intentando anexionar Sicilia a sus territorios. Octavio se opuso firmemente a esta medida y expulsó a Lépido del Segundo Triunvirato.
Con Lépido fuera de juego, Octavio y Antonio se convirtieron en los dos poderes dominantes en Roma. Sin embargo, Antonio perdió apoyo en Roma al divorciarse de Octavia, casarse con Cleopatra y declarar a Cesarión «Rey de Reyes». Esto provocó una ruptura total con Octavio y, en el 33 a.C., Antonio informó al Senado de que no volvería a ser nombrado triunviro, poniendo fin de hecho al Segundo Triunvirato. Para ganarse el favor de la opinión pública, Octavio acusó a Antonio de traidor, afirmando que si ganaba el poder, entregaría Roma a Cleopatra y trasladaría el centro del poder romano a Alejandría. Como resultado, el Senado revocó la autoridad de Antonio como triunviro y cónsul, alegando amenazas a la seguridad nacional debido a su sumisión a Cleopatra. Para evitar enemistarse con los partidarios de Antonio, declararon la guerra a Cleopatra, presentando a Octavio como defensor de Roma e insinuando sutilmente la necesidad de «rescatar» a Antonio de su influencia. Octavio sabía que Antonio nunca abandonaría a Cleopatra ni aceptaría una posición subordinada, asegurando así la autocondena de Antonio como enemigo del Estado.
A mediodía, con el viento a su favor, Antonio lanzó sus lentos quinquerremes hacia los veloces liburnos de Agripa, con la esperanza de doblar el flanco izquierdo de Agripa. Sin embargo, los barcos de Agripa superaron a los quinqueremes, hundiendo 15 de los barcos de Antonio. A medida que los barcos de Agripa embestían e inutilizaban a los quinquerremes más grandes, la flota de Antonio se convertía en fortalezas estáticas, incapaces de contrarrestar a los barcos más rápidos. A medida que avanzaba la batalla, tres de los escuadrones de Antonio se retiraron y otros dos se rindieron. Al darse cuenta de que la batalla estaba perdida, él y Cleopatra huyeron a Alejandría.
Consecuencias
Cuando Octavio llegó a las afueras de Alejandría en julio del 30 a.C., Antonio salió de su desesperación. Para el 1 de agosto, la mayoría de los hombres de Antonio habían desertado y esa tarde se apuñaló a sí mismo. Octavio entró en la ciudad y presentó a Cleopatra unas condiciones que no tuvo más remedio que aceptar. El 30 de agosto del año 30 a.C., en lugar de ser exhibida como trofeo en Roma, se quitó la vida. Octavio cumplió los deseos de Antonio y Cleopatra de ser enterrados juntos y ordenó la ejecución de Cesarión.
Octavio fue celebrado como el salvador de Roma y reforzó su posición controlando directamente Egipto. Para ganarse el favor de los antiguos súbditos de Cleopatra, aceptó los honores y el título de faraón ptolemaico. En enero del 27 a.C., consciente del peligro de parecer demasiado ambicioso como Julio César, renunció a sus poderes, sólo para que el Senado se los restituyera y le otorgara el título de Augusto. Octavio aceptó, convirtiéndose en Augusto César, el primer emperador del Imperio Romano.
Autora: Beatriz Camino Rodríguez